Consejos tras nuestra experiencia con la vermicompostera II

Después de publicar este post, ésta es la continuación. En esta ocasión os vamos a hablar de las cosas que se le pueden echar.

  • Restos de cocina siempre que sean de origen vegetal exceptuando: tomate (muy ácido, si acaso poner en pequeña cantidad); ajo (es un antibiótico natural y podrá matar las bacterias buenas que son las que descomponen la comida para las lummis, pensad que las lummis no tienen dientes, ellas lamen lo que se descompone por lo que las bacterias aerobias son muy importantes); patata (casi toda está tratada con químicos y además se descomponen fatal); cebollas (no estoy seguro de porqué pero no les hace mucha gracia). Y como recomendación, en caso de duda, lávalas ligeramente con agua.
  • Restos vegetales como hojas secas de las plantas, las hojas o partes pochas de los vegetales que compramos en la verdulería. En lugar de tirarlas, son perfectas para ellas; si has cosechado zanahorias y no vas a consumir las hojas se las puedes echar también, los restos de poda; etc. Procurad evitar las ramas, algo fino no será descompuesto pero le puede dar cuerpo al hummus, pero si son gorditas no es recomendable.
  • No vuelvas a tirar los cartones del papel higiénico o los de papel de cocina. Suelen ser de celulosa muy básica, sin colores ni tintes, y el poco pegamento que llevan no supone un problema. Van genial para las vermicomposteras. A veces algo de papel de cocina se puede echar, pero llevan químicos y no recomiendo abusar. Con los cartones de huevo pasa lo mismo. Hay algunos que la marca y la información van en una pegatina en una tapa de plástico, por lo que la base que es de cartón y se puede usar perfectamente.
  • Posos de café, en pequeñas cantidades (los restos de una o dos cafeteras al mes es lo que solemos usar nosotros); los restos de té (sin problemas, les va genial, aunque en ocasiones las bolsitas no las tocan. Las puedes quitar luego o dejarlas y que se composten con el tiempo, son materia orgánica)
  • Pelos. Nosotros nos cortamos el pelo en casa, usamos una maquinilla y los chicos vamos todos con peinado estándard (llegará el día en que no se pueda porque los niños quieran otro peinado y luego volverá el día en que si porque acabamos pasando de peinados caros y raros). Ese pelo se lo damos a las lummis. Al principio tenía mis dudas, pero mis abuelos usaban el pelo para las plantas, decían que aportan nitrógeno, así que ¿why not? Descubrimos que a las crías las encanta, no genera mal olor y aunque tarde bastante en descomponerse, se integra bastante bien.
  • Se pueden usar cítricos, pero es necesario compostarlos primero durante un tiempo. Personalmente no lo recomiendo. No os va a hacer falta guardar toda la comida para dárselas a las lummis, os sobrará.
  • Nosotros hemos probado a guardar comida en un tupper para echarla cuando se hayan comido lo que tienen, para cuando se lo íbamos a echar nos encontramos con que por estar cerrado había empezado a oler mal, y teníamos otro tupper comenzando a llenar por lo que le echamos los dos (ya que estoy…) y los restos de una sandía que quedaba un poco medio seco de hacía unos días y empezaba a tener mala pinta, resultado: igual que entró salió directo al cubo de la basura al cabo de 3 o 4 días con un montón de crías por haberme pasado de ansioso. Si estás cocinando y tienes las pieles de una zanahoria y las cáscara de una manzana, mira la vermi (con el tiempo te acostumbras y sabes cuándo les hace falta comida y cuándo no y no necesitas mirar) y si se puede les pones y si no, se tira a la basura. ¿Cuándo podré? pues si tengo mucha materia vegetal y poco resto de cocina puedo poner resto de cocina (equilibro un poco la mezcla) o si tengo mucho cartón o paja lo mismo, pero luego estaré bastante tiempo (2 3 o 4 semanas, SEMANAS) sin ponerles nada. O si veo que lo que tienen está bastante procesado (es decir que no sabemos exactamente lo que es aunque no sea todavía humus de lombriz)
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Consejos tras nuestra experiencia con la vermicompostera I

Me he planteado muchas veces escribir un decálogo de normas sobre cómo llevar una vermicompostera. Mis razones para no hacer se resumen en que estoy seguro que me pasaré de diez y otro motivo es que no sé lo suficiente. Así que he decidido escribir una serie de consejos sobre lo que he descubierto en mis circunstancias con la vermicompostera con la esperanza de que os puedan resultar útiles.

  • A las lombrices les gusta la temperatura estable, sin cambios bruscos, humedad constante y sin sobresaltos. (Son como mi abuelo.)
  • Les gustan los sitios oscuros y tranquilos. (Son como un niño rata.)
  • Se adecuan al espacio del que disponen. Según el espacio y la comida.
  • Ellas vienen del bosque, de suelos donde comen restos vegetales de hojas en descomposición. El hecho de que coman restos de la cocina es una excepción, no una norma. Teniendo esto en cuenta, aprovechamos que comen piel de plátano, que les gusta el calabacín o la manzana, pero no puede ser lo principal de su dieta. Usamos estos desperdicios para las lombrices porque pueden, no porque sea un básico en su dieta.
  • Es altamente recomendable ir mezclando restos de cocina con restos vegetales y algo de cartón o celulosa lo menos procesada posible. De esta manera compensamos los restos de la cocina que les ponemos. Hay quien recomienda revolver el cajón de vez en cuando, pero yo no lo recomiendo. Prefiero el método «lasaña» de ir añadiendo capas sin tocar lo de abajo para no molestarlas.
  • El mejor indicador de que todo está bien es el olor. Si huele a nada [bosque, fresco, húmedo o semejantes], vamos bien. Si huele fatal, hemos metido la pata. (Abstenerse pacientes COVID sin olfato). Las vermis, si está todo bien y no cometemos errores, no huelen mal. Nosotros tenemos una en la cocina desde hace un año y NO HUELE MAL.
  • Nuestra vermi tiene mosquitas o algo parecido, no sé lo que son. En nuestra experiencia, a las lombrices no les molesta y quizá nazca una cada dos días. Cuando abrimos la tapa al cabo de un par de semanas salen volando una docena. Aunque sea incómodo porque te chocan en la cara, no hacen mucho daño. (Las arañas de la casa lo agradecerán)
  • Empezamos poniendo el mismo volumen de comida (sumando restos de cocina, celulosa y restos vegetales) que de lombrices. Hay que tener en cuenta que en muchos casos si se compra una vermicompostera, ésta incluye fibra de coco, lo cual también es alimento para las lumis. Hay que diferenciar que no es lo mismo volumen y que masa, es decir, lo que ocupa, no lo que pesa.
  • Puede ocurrir que en algún momento tengamos restos de cocina que se pueden echar a la vermicompostera, pero se duda. Porque la vermi tiene restos de comida no procesados por las lombrices. En ese caso es mejor no echar esos restos de cocina. Si se duda es porque se cree que podría ser demasiado, por lo que es demasiado. Hay que pensar siempre que esto es para reducir un poco los restos de la cocina, no para eliminarlos del todo. Si se puede aprovechar para sacar algo de abono, pues genial, pero no debemos pasarnos.
  • En caso de echarse demasiada comida, la vermicompostera olerá mal. Eso no sería lo peor, el problema real es que eso indica que el entorno se ha vuelto ácido para las lombrices y que proliferan las bacterias anaeróbicas. Éstas son las que provocan el mal olor. En caso de habernos pasado un poco, se puede compensar con cartón que no tengan tintes y algo de restos vegetales. Esto nos ayudaría a compensar el exceso de algún elemento.

Para no hacer el post excesivamente largo, continuaremos con más consejos en la siguiente entrega. Podéis aprovechar para hacernos llegar alguna duda y daremos la información desde nuestra experiencia.

Gestión Emocional con un Huerto

Contrario se enfoca en la parte práctica de cualquiera de nuestros proyectos y yo trato de buscar la mejor gestión en nuestras emociones. Los proyectos, sobre todo a largo plazo como puede ser el de un huerto o el de la supervivencia, requiere de gestión, no solo por su productividad, si no también por el desgaste que produce en el ánimo.

Un huerto no es distinto. Puede traer muchas alegrías y sorprender la abundancia de la naturaleza, que con una semilla consigues mucho producto, pero requiere de cosas que, hoy en día con la inmediatez de las redes, no se está acostumbrado. Queremos las cosas AQUÍ y AHORA. Porque luego queremos otras cosas. Y hay cosas que queremos y que necesitan su proceso.

En el caso que nos ocupa, el huerto y sus hortalizas, verduras o frutas. Hemos crecido en una familia donde si querías manzanas, ibas al súper y pillabas una bolsa. Si te apetecían tomates, tienes variedad para elegir para según lo que quieras. Tomate de ensalada, en rama, de pera para los gazpachos. ¿Qué quieres? Pues pagando un precio, lo tienes en el momento. Y así comprabas según la organización del menú que habías hecho.

Cuando te embarcas en un huerto con la intención de abastecerte de él para las comidas… Ya no es igual. Creo que eso es algo que yo no me esperaba. Ya no comes lo que quieres, ya comes lo que hay. Y encima, los tiempos difieren de tu planificación. Y todo se rompe. Además, que llevas meses esperando para poder comerte lo que has plantado y no lo puedes comer cuando te gustaría.

Es una gestión distinta de tus comidas, de tu tiempo, de tus ideas y de tu mente.

También pasa con «las cosas buenas», vamos a decirlo así. De repente tienes una cantidad de tomates que no es la que compras habitualmente. Son tomates que están riquísimos porque los has mimado, los has cuidado con su riego, sin insecticidas dañinos y con abono. Por tanto tienen un sabor que no reconoces y se han dado en tal cantidad, que tienes tomates para abastecer a todo el vecindario.

Luego está la espera y ya no solo esa paciencia que se construye tras cada día cuidando un ser vivo para comer. Si no también que esperas tener zanahorias en 4 meses, pero éstas en concreto han decidido tardar 7 meses o más. Lo cual ocupa un espacio que tú tenías pensado para las siguiente producción. Se te acumulan los plantines y te falta espacio.

A mí, estas pequeñas cosas de nuestra experiencia con el huerto me están encantando. Pero es cierto que nadie te habla de ello y cuando te lo encuentras, te pegas de bruces con la realidad.

Y finalmente están también las producciones fallidas. Pones mimo y cariño en una hortaliza que… no se te da bien. Aún así, insistes y tratas de tomártelo de otra manera, buscas aprender cómo hacerlo bien. Lo que te cuentan los demás no te sirve en tu caso y tras varios intentos, no hay manera. Eso nos ha pasado con los rabanitos rojos. No hemos conseguido cosechar por más veces que lo hemos intentado.

Y después de todo, están los errores de principiantes que cometes como trasplantar remolachas. Después de varios meses de ver que aquello no prospera, te enteras que no se adaptan al trasplante.

Lo cierto es que son cosas que siempre dependerá de la personalidad que tengas. Además que también dependerá de la etapa de la vida en la que has tomado esta decisión y de otros muchos tantos factores como personas hay en el mundo. En cualquier caso, es placentero vivir esta experiencia y descubrirte como persona en tu gestión emocional a través de ella. Aunque solo sea plantando una lechuga en un tiesto de la terraza o de la ventana, lo recomiendo fervientemente.

Inicio del Macetohuerto. Primavera 2020

Vamos a ponernos en la situación de que todos sabéis lo que pasó con el Covid-19 y todos vivimos el confinamiento de una u otra manera dependiendo del país desde el que nos visitáis. También os he actualizado cómo estaba el Macetohuerto cuando empezamos esta aventura desde el invierno pasado y hoy vengo a contaros cómo empezamos y cómo está a día de ahora. De esta forma os podremos contar cosas que hemos descubierto con nuestro macetohuerto.

Primer Día del Macetohuerto

Todo surgió cuando fui a la tienda de mascotas que tengo al lado de casa para comprar la comida de nuestra gata. El dueño es muy amable y siempre es muy atento con nuestro hijo mayor y conociendo el tiempo que iban a estar encerrados, nos regaló 3 plantones de lechuga. También coincidió que llevaba más de medio año queriendo plantar semillas de ruda, así que aproveché y le compré tierra ya que tenía el semillero también esperando.

Cuando llegué a casa, Contrario se animó plantando las lechugas con la tierra que quedaba después de plantar las rudas y lo que quedaba.

A los pocos días compramos más tierra y empezamos con plantones de tomates, pimientos y cherries. Además de unas fresas y un fresón. Luego entraron también unos puerros y unas cebollas…

Actualidad del Macetohuerto

Como os comentaba en el post anterior, en Instagram hemos ido subiendo las novedades que han ido pasando y seguiré subiendo fotos de todo ello. Veo la necesidad de seguir contando descubrimientos que hemos hecho y cosas que nos hemos inventado y cómo evolucionan.

Como podéis ver, la cosa empezó así como sin querer. Desde entonces han pasado muchas cosas. Entre ellas, los pimientos, debido a los cambios de temperatura, no han sobrevivido a nuestro macetohuerto. En cambio las fresas están sacando estolones y ya hemos comido alguna fresa. Hemos hecho recolección de fresas, lechuga y estamos a punto de hacerlo de rabanitos rojos.

Ayer nos dimos cuenta que a los ajos le han salido ya los cucullos. Ya os contaremos más sobre ello y cuando hayan florecido, las veréis en la cuenta de IG.

Os voy a dejar una lista de todo lo que tenemos a día de hoy:

  • Muchas lechugas
  • Fresas y fresón
  • Tomates Cherries
  • Tomateras
  • Puerros
  • Cebollas
  • Ajos
  • Rabanitos rojos
  • Zanahorias
  • Menta chocolate
  • Romero rastrero
  • Rudas
  • Espinacas
  • Rutabaga

Además de plantas más ornamentales como pensamientos, azalea, cactus, olmo bonsái y pino bonsái. Y no bastante con eso, también tenemos vermicompostera de la que os hablaré también más adelante.

Actualización del Macetohuerto

Hace mucho tiempo os escribimos ESTE POST sobre el macetohuerto que estábamos iniciando en aquel momento. Lo estábamos haciendo un poco como experimento, siendo otoño la variedad era poca y lo hacíamos con lo que ya teníamos.

Pero ha llegado el confinamiento a nuestra vida y nos hemos venido arriba. Además, en plena primavera las posibilidades aumentaban y poco a poco el lugar del macetohuerto lo hemos ido aclimatando para que resultara muy cómodo hacerlo.

Mientras Contrario y el Mayor trabajaban hice muchísimas fotos con la intención de compartirlas aquí. Pero entre elegirlas y editarlas se ha pasado el tiempo y me veo que escribo este post con 2 meses de retraso. Como estoy compartiendo el día a día en Instagram, he decidido no demorarme más e invitaros a seguirnos en esa red social para no perderos las imágenes y escribir aquí para poneros al día. Quizás con alguna imagen, pero sin tanta autoexigencia.

Y este post es para relataros cómo estaba el Macetohuerto de Supervivencia en Familia al principio y lo que iniciamos. Poquito a poco os iremos poniendo al día.

Novedades desde #MacetoHuerto 01

Al revisar el post me ha sorprendido muchísimo ver la foto de la Menta Chocolate. No recordaba que fuera tan pequeñita cuando la trajimos a casa. A día de hoy está enorme, con hojas enormes. La hemos trasplantado porque necesitábamos ese tiesto para otra cosa, pero como es tan adaptable pues ha seguido creciendo también.

Menta Chocolate Grande Supervivencia en Familia

No sé si reconocéis el tiesto, pero os confirmo que el perejil ha caído por el camino. Plantamos demasiadas semillas juntas y no crecieron mucho por lo apretados que estaban. Además, resulta muy apetitoso para el pulgón y no pudimos aprovecharlo porque estaba totalmente plagado de pulgón.

En cambio los ajos siguen en pleno crecimiento. Los plantamos en modo de experimento y nos hemos visto tutoriales para aprender más de ellos porque no sabíamos ni cómo recolectarlos. Por lo visto en breve se les anuda y se les deja de regar. Ya os contaremos más y repito la invitación a Instagram para seguir en imágenes.

Ajos en Jardinera de macetohuerto supervivencia en familia

Para no alargar este post demasiado, lo voy a dejar aquí y en breve os cuento cómo iniciamos en la temporada de primavera el macetohuerto y cómo está todo a día de hoy. Ha habido altas inesperadas, altas nuevas y alguna baja. Así que os lo contaré todo al detalle en el siguiente post dentro de pocos días.

#MacetoHuerto 01

Hace mucho tiempo que no nos pasamos por aquí. Entre las oposiciones y la bipaternidad nos hemos visto sumergidos en una burbuja familiar curiosa. Pero nos han renacido las ganas de hacer cosas nuevas y de compartirlas con vosotros. ¡Esperamos mucho que os gusten!

El nuevo proyecto lo hemos llamado nuestro #MacetoHuerto. Se trata de practicar la horticultura en casa cuando no tenemos la disponibilidad de un jardín o un terreno para hacerlo. Quizás la productividad se vea afectada por la falta de espacio, pero esto no debe amedrentarnos si queremos disfrutar de hortalizas frescas de vez en cuando.

Además, es una actividad que implica a toda la familia y puede aportar a los niños de la casa un gran aprendizaje.

Planificación del #MacetoHuerto

Como todo, lo más importante de todo es la buena información. Así que hemos recurrido a diversas fuentes de información para planear este proyecto de la forma más productiva posible. Hay que tener en cuenta el material que necesitamos, las fechas óptimas de plantación y las condiciones para hacerlo. Elegir correctamente las hortalizas o aquellas semillas que queremos plantar que realmente vayamos a utilizar.

No sirve de nada plantar quinoa si no solemos utilizarlo en nuestras comidas, por ejemplo.

En nuestro caso nos decidimos por tomates, ajos, perejil, menta-chocolate, ruda y orégano. Es cierto que tanto el perejil como la menta-chocolate o la ruda y el orégano no se clasifican dentro de la categoría de hortalizas, sino en la de plantas aromáticas. Quiero utilizar el término huerto en un sentido más amplio. También he plantado flores pensamientos y tenemos varios bonsai, pero me quiero centrar en aquellas plantas comestibles.

Para el #MacetoHuerto necesitamos:

  1. Semillas/Planta
  2. Maceta
  3. Tierra
  4. Abono

Y tener en cuenta todas las características de cada planta. Por ejemplo, en esta ocasión no hemos plantado los tomates porque no es época para plantarlos. Y la menta-chocolate la hemos comprado ya en planta, sólo ha sido necesario trasplantarla. Para la ruda, tampoco es época de plantación. Y debemos saber qué tierra es la adecuada para cada planta, cómo va a crecer para comprar una maceta adecuada. Aunque también podemos adaptar la planta a nuestras herramientas. Lo ideal es buscar el equilibrio entre sus exigencias y nuestras posibilidades.

Sobre el abono hablaremos otro día.

La Menta-Chocolate

Compramos la planta en un invernadero. El precio era de 1,50 € y nos gusta el sabor que tiene en las infusiones. Es una planta que requiere pocos cuidados, básicamente se resume en bastante sol y bastante agua. Sólo hay que estar atentos para podarla de vez en cuando según la maceta que tenga. Conviene que esté en maceta porque es una planta muy invasora. Cuando el tiesto se le queda pequeño, busca por la superficie una nueva tierra por la que expandirse. Como la queremos para usarla en infusiones, podarla lo haremos bastante a menudo.

No os puedo enseñar el proceso del trasplante, ni en qué maceta estaba antes de trasplantarla porque se me olvidó hacerle fotos. Pero sí os puedo enseñar cómo está ahora para que veáis cómo va creciendo.

Menta-chocolate maceothuerto

Ajos

Lo siguiente que nos animamos a plantar fueron los ajos. Teníamos pensado ponerlo en una especie de balconera, pero al final la maceta pesaba demasiado para dejarla colgando y lo dejamos en el mismo suelo. En esta ocasión nuestro hijo de 4 años nos ayudó mucho. Queremos que tenga implicación en los proyectos familiares y aprenda valores tan importantes como la paciencia.

Las semillas de los ajos los tenemos todos en casa, son los propios ajos. Así que escogimos una cabeza de ajo que nos gustara y separamos los ajos. A la hora de elegir, preferimos los más gorditos y entre ellos hemos dejado una distancia aproximada de 10 cms. Aunque señalamos en la maceta en línea, los hemos plantado en zig-zag finalmente.

Después de separarlos, debemos meterlos en la tierra con la punta hacia arriba.

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Perejil

El perejil no tiene época de plantación, se puede hacer en cualquier momento. Aprovechamos esta circunstancia para hacerlo ahora y probar. Para ello elegimos una maceta que ya teníamos, en esta ocasión para bonsái. Pusimos tierra, todas las semillas y tierra por encima. No creemos que lleguen a germinar todas, pero no sabíamos qué hacer con las demás semillas, así que las plantamos también.

En este proceso nos ayudó mucho nuestro hijo mayor. El perejil lo usamos de vez en cuando y cuando lo pedimos en la frutería nos dan un manojo demasiado grande que nos parece desperdiciarlo. Esperamos que nos aguante bien.

Esperamos que os haya gustado y nos contéis vuestras peripecias también.