Control de medicación

Vamos a hablar de cuando la familia se enferma. No nos suele asustar mucho cuando nos damos cuenta de que tenemos un catarro o de que hemos pillado una gripe. Más o menos nos conocemos lo suficiente para saber las fases por las que solemos pasar y cuánto nos suele durar o qué medicamentos son los indispensables para nosotros. Pero esto se complica un poco cuando es un familiar el que está malo, sobre todo cuando convivimos con esa persona, y mucho más aún cuando tenemos niños en casa.

Los que tengáis niños pequeños sabréis por experiencia propia que cuando pillan un catarro nunca se lo quedan. Es muy fácil que nos contagien y al final toda la familia acabe enferma. Con bebés la cosa se suele complicar. Aunque los más peques son más duros cuando hablamos de catarros y parece que todo les afecta menos, lo cierto es que cuando tenemos más de un paciente y nosotros mismos no nos encontramos muy bien es fácil que las cosas se compliquen demasiado.

Lo más conveniente sería tener siempre en casa un termómetro “analógico” es decir, que no lleve pilas. Los termómetros a pilas suelen ser más rápidos y fiables, pero tienen la mala costumbre de quedarse sin pilas en el peor momento. Los termómetros solían ser de mercurio pero dado que es tóxico actualmente se fabrican de alcohol. Lo mejor para nosotros es disponer de un termómetro manual, y si se puede, tener también un termómetro tipo pistola que funciona con un haz de luz. A nuestro juicio no son los más fiables (dependiendo del precio) pero van genial para hacernos una idea sobre todo con bebés y poder reevaluar con otro más fiable. De esta forma no sufrimos los llantos del bebé ni el bebé las molestias de un termómetro sin necesidad.

Con respecto a la medicación, debemos anteponer que se deben seguir las recomendaciones del médico. Que a nadie se le ocurra pensar “tiene los mismos síntomas de la vez anterior, así que le daré lo mismo de la vez anterior” La señora o Señor de la bata blanca ha estudiado muchos años, nuestra experiencia de 3 catarros y 2 gripes no vale (búsquedas de Google tampoco). Ahora bien, cada uno tiene su propia experiencia. En nuestro caso somos de Apiretal y Dalsy. En la farmacia os pueden dar otras opciones, las más comunes suelen ser la combinación de paracetamol e ibuprofeno. Alternar cada 3 o 4 horas según el peso del niño será la dosis. Eso sí, si no hay fiebre o síntomas, no hay que administrarlo obligatoriamente. Es decir, sólo dárselo en caso de fiebre o síntomas. No porque el médico nos lo paute junto a un antibiótico durante 7 días, hay que darle apiretal y dalsy cada 3 o 4 horas durante esos siete días. De todas formas, confirmadlo con el pediatra.

¿Cuál suele ser el problema conforme aumenta el número de pacientes sobre todo y son pequeños? Pues que nos acabamos haciendo un lío con las medicaciones y ya no sabemos qué le dimos a quién ni cuándo se lo dimos. Para esto lo mejor es hacernos una tabla para cada paciente. En fila las horas a las que administramos el medicamente y en columna las medicaciones (o al revés) además apuntaremos en una leyenda qué toma y qué tiempos tenemos que respetar, junto con citas médicas a ser posible.

Puede parecer exagerado y dependerá de cada uno, pero cuando llevas un par de días seguidos sin dormir, tienes dos o tres niños malos en casa y tu pareja y tú tampoco os encontráis muy bien dejas de controlarlo y puede ocurrir que si a las 4 de la madrugada un peque se pone a llorar o tiene fiebre no recuerdes qué le has dado y por la mañana incluso se te olvide a qué hora lo hiciste. Tenerlo apuntado es lo mejor (“Más vale un lapicero corto que una memoria larga”).

Aquí os dejamos un ejemplo de lo que usamos en esta última ocasión para controlar correctamente los medicamentos suministrados y que no se nos pasaran la hora en la que ya lo podría tomar y la hora en la que lo tomó realmente:

Control de Medicamentos
El antibiótico tiene su hora de administración, con esa no jugamos. La hora teórica debe ser la misma que la hora real.

Y finalmente para acabar con este rollo Macabeo (y que conste que nos hemos metido con la parte de heridas sino solo de enfermedades) recordad quienes tenéis coche, sobre todo si soléis viajar, meter lo que necesitéis en un botiquín para el coche.

Por cierto, y ya lo último de verdad, a la hora de administrar la medicación a bebés suele ser complicado porque tienden a tirar la cucharilla o mueven mucho la cabeza. Nosotros se la administramos con jeringuillas. Como tienen medidor y las medicinas suelen ser líquidas, pues le sujetamos bien la cabeza y se la empujamos, con cuidado, tratando de no hacerle daño. Pero te aseguras que se lo toma y controlas la cantidad exacta recomendada por el pediatra. Por las noches dejamos las jeringuillas preparadas para no desvelarnos al prepararlas. Es muy cómodo y efectivo. Se pueden comprar en farmacia sueltas y se lavan fácilmente.

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